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Cursos de Yoga

Cursos destacados de Yoga

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  • ¿Quiénes pueden realizar yoga?

Existen infinidad de cursos para conocer las técnicas del yoga. Según lo que necesites, así debe ser tu formación.

Si lo que quieres es conocer la práctica de esta disciplina para aplicarla a modo personal, debes ir realizando cursos de yoga a distintos niveles, desde el básico para principiantes hasta el avanzado o nivel experto. En cada curso se ofrecen técnicas para practicar los ejercicios y posturas de forma saludable y con el menor riesgo. Normalmente se adjuntan además materiales adicionales que suelen estar en formato DVD. Estos cursos pueden ser presenciales u online.

Sin embargo, si lo que quieres es convertirte en profesor de yoda, entonces deberás cursar otra formación más específica. Estos cursos suelen tener una duración superior al de los anteriores y en ellos se obtiene una certificación para poder ejercer en centros deportivos, spa, clases de yoga a nivel privado…

Estos cursos suelen ser práctico-teóricos donde además de las posturas, te enseñan la historia y la filosofía del yoga, los saludos, los diferentes tipos de yoga, los Chakras y Bandhas, cómo adaptar los ejercicios a cada grupo (niños, adolescentes, embarazadas, ancianos…) así como un apartado de dieta saludable y cómo manejar tu propio negocio.

Casi cualquier persona puede hacer yoga. En algunos casos si padecen algún tipo de enfermedad o está tomando alguna medicación concreta puede ser contraproducente, pero debe ser un médico quien lo dictamine.

En los demás casos, no hace falta tener ninguna condición específica. No se necesitan requisitos previos ya que existen cursos y clases para principiantes, no se necesita tener una determinada condición física porque gracias a esta práctica se irá consiguiendo el físico que se desea.

Mientras que para dar clases de yoga sí que se necesita que la persona conozca los principios de esta práctica y tenga una certificación que lo avale.


 

La práctica del yoga es originaria de la India. Es una de las seis escuelas de la filosofía hindú. A pesar de su larga tradición, su práctica no fue mundialmente conocida hasta la mitad del siglo XIX. Swami Vivekananda fue el primer profesor que cruzó Estados Unidos enseñando esta disciplina. Su seguidor, Dean Ornish fue el primero en explicar la relación que existe en el yoga con la salud del cuerpo y la mente. Desde ese momento, la práctica del yoga se dejó de ver como un ejercicio puramente físico (un deporte) y pasó a ser una práctica deportiva de medicina alternativa.

En Estados Unidos, hay cada vez más seguidores de esta práctica. Y en 10 años han pasado de ser alrededor de 4 millones de practicantes a más de 20 millones. Solo hay que recordar el mensaje de la Casa Blanca “el yoga ha comenzado a ser un lenguaje universal del ejercicio espiritual en Estados Unidos, cruzando las fronteras de muchas religiones y culturas. Cada día, millones de personas practican yoga para mejorar su salud y sentirse bien…”

El yoga busca la armonía física, psicológica y espiritual y por eso sus beneficios se notan en estos tres aspectos. La práctica del yoga de forma habitual se ha demostrado que incrementa la salud de nuestros huesos, músculos y mejora considerablemente los problemas y síntomas del asma. Mejora además nuestro metabolismo, elimina los índices de ansiedad, los problemas cardiovasculares, mejora la memoria, la capacidad de concentración, la atención, y previene la aparición de numerosas enfermedades.

Pero sobre todo se ha visto la importancia de su práctica en pacientes crónicos de espalda. Un estudio desveló que un grupo de pacientes crónicos con dolores de espalda se sometió a probar ejercicios controlados de yoga durante 12 semanas y tras el trascurso de ese tiempo, bajaron un 80% la medicación para su dolor.

En algunos colegios su práctica es habitual y forma parte de su formación educativa.

Sin embargo, también existen algunos detractores de la práctica del yoga ya que realizarlo puede implicar sufrir después alguna clase de lesión en las partes del cuerpo que más intervienen en la realización de los ejercicios o posturas como son las rodillas, los tobillos, las muñecas o molestias en la espina dorsal.